Muchas películas se la juegan y apuestan todo a una carta, a una sola mano con las suficientes garantías para que el riesgo sea lo mínimo posible. Y el guion es la baza ganadora con la que Nacho Vigalondo pone sus cartas sobre la mesa con la película que vamos a presentar: Los Cronocrímenes.
El resultado de la apuesta, es sin embargo, mucho más sorprendente de lo esperado. Así, encontramos en Los cronocrímenes un ejemplo perfecto para reflexionar acerca de la singularidad de este tipo de películas que intentan desafiar la lógica del espectador, sin necesidad de recurrir al engaño o adulterar una narración que nos lleve hacia una resolución satisfactoria de la trama, bien cerrada e inteligible, quizás el talón de Aquiles de este tipo de planteamientos.
Y el resultado es un título que siempre aparece en los Top10 de mejores películas de viajes en el tiempo, todo un logro para una producción tan pequeña e independiente. Que ha dejado su huella en el género, incluso los propios creadores de la famosa serie Lost han reconocido que les sirvió de inspiración para crear algunas de sus tramas.
Hay un detalle en la historia entorno a esta película que siempre me ha llamado la atención: la película se estrenó con un par de premios importantes en el Austin Fantastic Fest en Septiembre de 2007, y pasó un mes más tarde por Sitges consiguiendo un gran éxito de crítica y diversos galardones en importantes festivales de todo el mundo. Sin embargo, la película tuvo que esperar casi un año hasta estrenarse en España en junio de 2008. Con sus ediciones ha pasado algo parecido, de hecho esta película no se ha editado en blu-ray en España, mientras que en otros países incluso tiene ediciones especiales de varios discos (con el famoso montaje cronológico que ya se ha mencionado). Todo un misterio que aumenta la condición de cult-movie, que la película ya se había ganado por sí misma.
¿Por qué elegí esta película?
Básicamente por dos razones: la primera era añadir algún título español al palmarés de este cineclub tan particular; me consta que hay algunos títulos, pero fueron antes de mi llegada al grupo. Y la segunda razón era que me apetecía proponer otra visión del cine, menos académica que la de las últimas semanas, donde el cine está planteado como un juego, todo un subgénero en sí mismo conocido como las mind-game movies, y en las que suelen estar presente las películas de viajes en el tiempo, como es el caso de la que nos ocupa. Sé que muchos vais a escudriñar todas las carencias y defectos de la película pero… ¿que provoca ese extraño placer culpable que generan este tipo de películas y que en muchas ocasiones deja más satisfechos que otros títulos más academicistas cuya calidad es indiscutible pero que no nos termina de llenar?
¿Qué me ha parecido de la película?
Comienzo por el principio, un detalle del buen hacer que Nacho Vigalondo más allá del guión de la película. En los primeros planos vemos como dejamos atrás el mundo real, una desconexión que nos lleva desde la civilización a un escenario donde todo empieza a ser posible.
Pero es que además, el plano es desde el asiento de atrás de un coche, en el sentido contrario de marcha, una forma muy sutil y efectiva de remarcar la idea de retroceso y viaje al pasado.
Y antes de presentarnos a los personajes, se nos muestra como el coche va dejando un rastro de los objetos adquiridos en el supermercado, una última señal que nos avisa de que dejamos atrás todo lo material y comienza, a su vez, un pequeño juego con algunos objetos (en este caso, la mesa) que van a ser decisivos para el desarrollo de la trama.
A partir de este momento y tras una interesante presentación de los personajes se desencadena la trama y ya todo queda supeditado al guion, vamos viendo como en todo momento una causa provoca una consecuencia y nunca la acción se detiene, siempre surge algo que la hace avanzar con motivaciones muy primarias y efectivas como el sexo, el miedo o la muerte. Aunque, de todo lo que sucede apenas se nos da ninguna explicación, los hechos se limitan a suceder y el espectador se deja llevar.
Ese camino que nos marca Vigalondo queda perfectamente definido en el espacio: vallas que hay que saltar, senderos delimitados, escaleras de diferentes tipos, la visión de unos prismáticos que también es cerrada y circular. Todos estos elementos sirven para que nada salga de su curso en este viaje, para que no se desvíe el personaje de ese espacio limitado y controlado, cerrado, que no desvíe la atención del mismo hacia su propia casa y al laboratorio.
El cierre de la película se realiza con un plano secuencia final sobre los tejados que sirve de punto final, sin dar lugar a otro tipo conjeturas que las planteadas a lo largo de la película.
No quiero dejar pasar las sombras que tiene la película, son muchas pero no suponen un lastre para el resultado final. Lo más reprochable es, sin duda, la presencia del propio Nacho Vigalondo interpretando unos de los cuatro personajes de la película, y demostrando que sus aptitudes están detrás, y no delante de la cámara. También hay algunos puntos donde cruje un poco la sincronía de las tres líneas temporales de la película, como esa transición entre el día y la noche que muchas veces se realiza de forma algo precipitada. Y no quiero dejar pasar la oportunidad de comentar con vosotros algún flashback absolutamente innecesario como el del collar de la chica y que no llego a terminar de encajar en el planteamiento de esa parte de la película.
Y si te apetece seguir leyendo:
- Ficha técnica de la película
- Timecrimes Movie Explanation and Interview With Nacho Vigalondo
- Youtube: vídeo editado cronológicamente en MULTIÁNGULOS
- Imagen con el Timeline de la película
- El Principio de autoconsistencia de Nóvikov
- The Mind-Game Film
Los Cronocrímenes es una de esas joyitas que muchos espectadores guardan con especial cariño en su experiencia vital cinematográfica, sus múltiples defectos y carencias quedan difuminadas por esa ingenuidad y falta de experiencia, consiguiendo una de esas películas imperfectas que terminan por seducirnos irremediablemente. En algún sitio he visto que la comparan con un canapé: agradable a la vista y al paladar, pero… que deja con ganas de más.
Escrito para el grupo de Telegram “No apaguen el proyector”
Ficha de la película: