Petite Mamam es uno de esos títulos sobre los que apetece hablar cuando llegan los títulos de crédito, no solo porque su metraje de 72 minutos deja con ganas de más, sino porque uno tiene la sensación de que ha disfrutado de una autentica joyita del cine y no quiere dejar escapar ninguno de los detalles de un guion lleno de melancolía y fantasía, con algunos recovecos susceptibles de ser interpretados de diferentes maneras. Seguir leyendo →
Festival Actual
Juan de los Muertos (2011), de Alejandro Brugués
No sería la primera vez que al intentar hacer una comedia de terror, el resultado sea un terror de comedia. Son dos géneros realmente difíciles de mezclar con buenos resultados, ya que los seguidores de cualquiera de ellos no suelen ser apasionarse en extremo por el otro; y esta mutua exclusión suele ser difícil de solventar de tal forma que más de una película ha perecido en el intento, aunque también nos ha quedado un buen puñado de ejemplos que demuestran que esta extraña mezcla puede generar algo positivo, desde el genial El jovencito Frankenstein hasta un referente más directo como puede ser Zombies Party.
Shame (2011), de Steve McQueen
Shame es la prueba de que el cine británico sigue siendo vigente, fresco y de calidad; en este caso construido entorno a un eje tan complejo como el de las adicciones sexuales como la que sufre su protagonista (estupendo Michael Fassbender) y que le provoca serios problemas para controlar todos los ámbitos de su vida (laboral, social y personal). La presencia de Sissy (Carey Mulligan) desencadadena una espiral de acontecimientos y experiencias que le obligarán a replantearse su vida comenzando por sus principios más básicos.
The Master (2012), de Paul Thomas Anderson
Es difícil comenzar una crítica cuando sabes que vas a ir a contracorriente, pero si The Master nos cuenta la historia de dos almas gemelas (en este caso del mismo sexo) que se mantienen unidas a lo largo de los tiempos, de lo que estoy seguro es que Paul Thomas Anderson y yo nunca hemos sido almas gemelas, ni en ésta, ni en vidas anteriores. Seguir leyendo →
Alabama Monroe (2012), de Felix Van Groeningen
Alabama Monroe es de esas películas que no dejan indiferente al espectador, y probablemente se deba a que sabe tocar esos resortes ocultos que remueven los más profundos valores de nuestra condición humana. No podemos decir que el director nos haya manipulado de ninguna forma, ya que desde la primera secuencia en el hospital deja bien claro cuál va ser el giro de la película que desencadena toda la historia de Elise y Didier, a la vez nos engancha irremediablemente a querer conocer más acerca del círculo perfecto que forman esta pareja y su hija Maybelle. Seguir leyendo →
Los chicos y Guillaume ¡A la mesa! (2013), de Guillaume Galliene
No tengo muy claro en que consiste eso de pertenecer a la Comédie-Française pero si todos sus miembros son como Guillaume Galliene se lo tienen que pasar en grande. Porque la genialidad de este artista francés (hasta ahora novel en la dirección cinematográfica) es la principal razón de cualquier espectador disfrute y sea enérgico partícipe de las peripecias y desventuras de su otro yo al otro lado de la pantalla. Y todo ello desde casi el primer plano de la película en la que el protagonista decide quitarse la capa de maquillaje de la cara para presentarnos al verdadero Guillaume. Seguir leyendo →
Amor, de Michael Haneke
El cine de Haneke siempre ha sido muy afilado y perturbador, sabe como nadie hurgar en los sentimientos más intrincados de la condición humana, y con Amor añade a su interesante filmografía un título mucho más intimista, personal e independiente que su anterior película La cinta blanca. Aunque ambas comparten un palmarés y reconocimiento que le sitúan en uno de los directores más consolidados del panorama europeo en lo que llevamos de siglo. Seguir leyendo →